Una de las características más fascinantes de la miel es su increíble capacidad para mantenerse en buen estado durante siglos. De hecho, la miel es uno de los pocos alimentos que no caduca. ¡Se han encontrado tarros de miel en tumbas egipcias que tienen más de 3.000 años y aún son comestibles!
Este fenómeno se debe a varias razones:
- Baja actividad de agua: La miel contiene muy poca agua, lo que impide el crecimiento de bacterias y microorganismos.
- Alta acidez: Su pH ácido (entre 3.2 y 4.5) también crea un ambiente inhóspito para los patógenos.
- Enzimas de las abejas: Las abejas añaden enzimas a la miel durante su producción, lo que le otorga propiedades antimicrobianas que ayudan a su conservación.